ACTIVIDADES RECUPERACIÓN 1ª EV.

Posted: domingo, 19 de diciembre de 2010 by VPR in
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ACTIVIDADES DEL TEMA DEL APRENDIZAJE

Actividad 1

Puesto que como alumnos os halláis inmersos en un proceso de aprendizaje, os resultará fácil llevar a cabo esta actividad. Se trata de poner dos ejemplos de cada uno de los conceptos que te propongo. Procura que todos ellos estén relacionados con tus propios estudios y aprendizajes. Quizá debáis consultar algún concepto en el libro de texto o entrar a los blogs de vuestros compañeros.
§  Refuerzo
§  Ensayo y error
§  Condicionamiento
§  Aprendizaje por imitación
§  Motivaciones

Actividad 2

Resolved los siguientes casos prácticos:

 A)   Una niña llora porque su madre no le com­pra caramelos. Al final, para que se calle, la madre se los compra. Explica la situación desde el punto de vista de la niña y desde el de la madre, en tér­minos de condicionamiento operante.
 B)   Queremos que un niño de tres años cons­truya una torre con tres cubos, para lo cual le enseñamos cómo se realiza (según el aprendizaje por imitación de Bandura). Más tarde, esperamos que él lo haga y, en efecto, transcurridos unos minutos, coloca un cubo sobre el otro. ¿Qué de­bemos efectuar para que se mantenga esa con­ducta?
C)   Hay costumbres muy satisfactorias para el que las ejecuta y que, sin embargo, no son acep­tables socialmente, como bostezar en clase. ¿Cómo extinguirías ese tipo de conductas?

Actividad 3

Leed el siguiente texto:
"En el oeste de E.E.U.U. los coyotes son una gran amenaza para los rebaños de ovejas. Pero eliminarlos crea problemas ecológicos, ya que también devoran topos, ardillas y conejos. Entonces dos psicólogos intentaron enseñarles a tener aversión a las ovejas. Dieron de comer a unos coyotes carne de oveja (envuelta en cuero fresco del mismo animal) con cloruro de litio que provoca náuseas y vómitos, luego se les dio la ocasión de atacar a una oveja, en vez de hacerlo los animales empezaron a vomitar".
Ahora contesta a estas cuestiones:
§ ¿qué tipo de condicionamiento se produce?
§ identifica y nombra los estímulos y respuestas incondicionados y condicionados.
§ Poned otro ejemplo de condicionamiento.

Actividad 4

"Marcos, un niño en edad infantil, era torpe para los juegos de actividad física, por lo que pasaba casi todo el tiempo sólo. Sus profesores estaban preocupados, y emplearon un sencillo método de aprendizaje; cada vez que Marcos se acercaba al lugar donde jugaban sus compañeros, los profesores le premiaban dedicándole una especial atención, hablándole y sonriéndole. El niño empezó a acercarse cada vez más y, poco a poco, empezó a participar en los juegos. Cada vez que lo hacía, su conducta se veía recompensada con un nuevo premio. Finalmente, llego a participar de un modo normal"
Ahora contestad a estas cuestiones:
§  ¿qué tipo de condicionamiento se produce?
§  Describe todos los elementos del episodio de conducta (estímulo antecedente, respuesta y consecuencias)
§  Proponed otra solución al problema del niño.

Actividad 5

En esta actividad tendréis que hacer un anuncio de televisión con el objeto de vender un producto. Para ello deberéis tener en cuenta lo siguiente:
§  A qué tipo de público va destinado.
§  Qué técnicas conductuales se usarán para convencer a la audiencia.
§  En caso de que sea un objeto de consumo y no de primera necesidad, cómo crear en el público la sensación de que le es necesario comprar.
§  Cuál será el lema del anuncio.
§  Qué refuerzos se utilizarán.

Actividad 5

Para terminar, vais a realizar un análisis de vuestra conducta de estudio para luego establecer cambios en dicha conducta y así mejorar vuestros resultados. Como es lógico, esta actividad es de realización individual, lo que no quiere decir que no la podáis discutir en grupo. Los pasos que deberéis dar son los siguientes:
1.      Construir una Hoja de Registro semanal de tu conducta de estudio. ¿Qué haces cuando estudias? No es una planificación, sólo se trata de apuntar tiempo dedicado, cuántas veces te levantas, para qué, cuántas veces te quedas adormilado…
2.      Rellenar este registro durante dos semanas seguidas (una hoja por semana)
3.      Analizar los registros y señalar qué conductas son deficitarias.
4.      Establecer un programa de modificación de conducta. Para ello debes crearte un Acuerdo De Conducta en el que queden recogido los compromisos que asumes y los beneficios que puedes obtener. Firma el acuerdo.
5.      Aplicar el Acuerdo durante dos semanas como mínimo.

MEMENTO

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Christopher Nolan (Londres, 1970) saltó a la fama en el 2000 con esta magnífica película basada en un relato de su hermano John Nolan. La película obtuvo el premio al mejor director y guionista para Christopher Nolan en los Independent Spirit Awards.
Desgraciadamente, tras Memento Nolan ha realizado dos películas convencionales y de escaso interés como Insomnia y Batman begins (2005). Insomnia es un thriller típico al servicio del lucimiento de sus protagonistas Al Pacino y Robin Williams. Batman begins es la enésima versión del estúpido mito del superhéroe que viste disfraz.


1. Ficha técnica
- Dirigida por: Christopher Nolan
- Guión: Christopher Nolan
- Música: David Julyan
- Intérpretes: Guy Pearce (Leonard Shelby), Carrie-Anne Moss (Natalie), Joe Pantoliano (John Edward “Teddy” Gammell)
- Duración: 113 minutos

2. Sinopsis
Memento es una palabra latina que significa acuérdate. Leonard Shelby es un agente de seguros que padece amnesia anterógrada, es decir, no es capaz de formar nuevos recuerdos. Para desenvolverse en la vida utiliza tatuajes y una Polaroid en la que escribe notas que le ayuden a identificar su coche, sus amigos… Cree saber que su lesión y el asesinato de su mujer se deben a un tal John Edward G. y lo busca para matarlo ayudado por un poli corrupto llamado Teddy.

3. Antes de empezar
El protagonista sufre un tipo de amnesia llamado amnesia anterógrada, que suele estar asociada a una lesión en el hipocampo e impide la formación de nuevos recuerdos. Oliver Sacks, el famoso psiquiatra, cuenta en su libro El hombre que confundió a su mujer con un sombrero cómo trató un caso de esta enfermedad. Es especialmente interesante cómo asocia el problema del protagonista con las teorías de Hume y Nietzsche acerca de la vaciedad del concepto “yo“. Según Sacks cuando Hume describe el yo como una simple sucesión de ideas carente de un yo pensante que le sirva de fundamento parece estar hablando de alguien que padece el síndrome del protagonista.
«Está, digamos», escribí en mis notas, «aislado en un momento solitario del yo, con un foso o laguna de olvido alrededor… Es un hombre sin pasado (ni futuro), atrapado en un instante sin sentido que cambia sin cesar». Seguí especulando en estas notas y otras posteriores (nada científicamente) en torno a «un alma perdida», y a cómo establecer alguna continuidad, unas raíces, pues era un hombre sin raíces o
enraizado sólo en un pasado lejano.
«Bastaría conectar»… pero ¿cómo podía conectar él, y cómo podíamos ayudarle nosotros a hacerlo? «Me atrevo a afirmar», escribió Hume, «que no somos más que un amasijo o colección de sensaciones diversas, que se suceden unas a otras con una rapidez inconcebible y que se hallan en un movimiento y en un flujo perennes». En cierto modo él había quedado reducido a un yo «humeano»… Yo no podía evitar imaginarme lo fascinado que se habría quedado Hume al ver encarnada en Jimmie su propia «quimera» filosófica, la tosca reducción de un hombre a un mero flujo y un mero cambio desconectados, incoherentes.
Oliver Sacks: El hombre que confundió a su mujer con un sombrero. Barcelona: Muchnik editores, p. 42.

4. Cuestionario para Psicología
  1. Busca información acerca de la amnesia anterógrada.
  2. ¿Por qué la película avanza hacia atrás?
  3. ¿Qué significa la frase de Lenny “no me acuerdo de olvidarte“?
  4. Lenny quiere demostrar que los problemas de memoria de Sammy no son físicos sino psicológicos para evitar que el seguro tenga que pagar el tratamiento. Describe el tipo de pruebas a que se somete Sammy y los resultados. ¿Cuáles son las conclusiones finales de Lenny?
  5. ¿Qué espera la mujer de Sammy al poner a prueba a su marido?
  6. En la película el protagonista defiende que la memoria no es una fuente objetiva de información sino una interpretación que deforma la realidad. Lenny, por el contrario, se apoya en hechos. ¿Estás de acuerdo con él?
  7. Busca información sobre el trastorno de identidad disociativa. ¿Puede aplicarse al caso de Lenny y Sammy?

EL CASO DE FUNES EL MEMORIOSO

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INTRODUCCIÓN
Como ya sabéis la Psicología es una ciencia que se ocupa de estudiar las conductas humanas a partir de las regularidades que encuentra en las mismas. Consecuentemente uno de los objetivos de la Psicología es describir los comportamientos, explicarlos e incluso anticiparse a los mismos. La vida cotidiana nos ofrece continuamente la posibilidad de ejercer nuestras destrezas como psicólogos, y de hecho, consciente o inconscientemente, todos ejercemos de psicólogos, en cuanto de forma espontánea describimos, explicamos y anticipamos las conductas de quienes nos rodean. Eso es lo que vamos a hacer con este trabajo, actuar como psicólogos. Pero nuestro objeto de estudio no será ninguna persona de carne y hueso, sino un personaje de ficción.
TAREA
Leeremos la narración de Borges "Funes el memorioso". Esta lectura servirá para que conozcamos a Funes. Cada grupo redactará un informe psicológico sobre el personaje, que recoja los siguientes aspectos:
·         ¿Cómo es la percepción de Funes?
·         ¿Cómo es la memoria? 
Cuando leáis la historia veréis que Borges utiliza un curioso recurso narrativo de verosimilitud: la historia que él nos cuenta de Funes forma parte de un proyecto más amplio. Alguien estaba interesado en editar un amplio volumen sobre Funes con todos los testimonios de quienes le conocieron. Creamos a Borges, introduzcámonos en el interior de su ficción y seamos colaboradores de ese proyecto editorial. Hemos de pensar que nuestro informe va a ser publicado en ese curioso volumen sobre el personaje, por lo que nuestra redacción habrá de ser impecable, a ser posible entretenida, apta para que lectores imaginarios disfruten de la misma.
PROCESO Y RECURSOS
  • En primer lugar lee detenidamente, cuantas veces sea necesario, el cuento de Borges.
  • Para conocer mejor los detalles de la historia, contesta este cuestionario y archívalo como parte del trabajo. Con las repuestas del cuestionario, enlazadas y redactadas, puedes elaborar una presentación o introducción al informe.
    • Resume en cinco líneas la historia de Funes.
    • Extrae del texto todos los datos que nos aporta el narrador sobre el aspecto físico de Funes.
    • Resume lo que te parece más característico del primer encuentro del narrador con Funes.
    • ¿Qué le cuentan al narrador de Funes la segunda vez que vuelve a Fray Bentos? ¿Qué te sorprende de la noticia?
    • Cuando el narrador vuelve por segunda vez a Fray Bentos, Funes se entera y al conocer que está estudiando latín le pide prestado cualquiera de los volúmenes que usa y un diccionario. El narrador afirma: ”No supe si atribuir a descaro, a ignorancia o a estupidez la idea de que el arduo latín no requería más instrumento que un diccionario...” Explica el significado de esa expresión. Si no supieras las cualidades de Funes, ¿cómo hubieras tú interpretado esa petición?
    • Cuando envían un telegrama al narrador, comunicándole que su padre está enfermo y debe regresar, el narrador dice que no sufrió demasiado y explica sus razones. Hazlo tú con un lenguaje personal.
    • Analiza pormenorizadamente las cualidades perceptivas y memorísticas de Funes. Ejemplo: De un vistazo percibe todos los brotes nuevos, racimos y frutos de una parra.
    • Trata de explicar el sistema de numeración que Funes quiso, sin éxito, inventar. El narrador dice que el plan de Funes es lo contrario de un sistema de numeración ¿Por qué?
    • Trata de explicar el idioma inútil que Funes quiso inventar.
    • El narrador considera que estos dos proyectos de Funes son insensatos, grandiosos y revelan el vertiginoso mundo de Funes. Explica con tus palabras estas apreciaciones del narrador. (¿Por qué insensatos, por qué grandiosos, por qué vertiginosos?).
    • ¿Por qué dice el narrador que Funes era incapaz de pensar?
  • Para describir con propiedad las particularidades de su vida cognitiva, desde el punto de vista de la percepción y la memoria, deberéis leer el anexo sobre la memoria que os proporcionaré según avancen las clases. No deberíais olvidar que acabamos de visionar en clase la película Memento, fuente de muchas ideas y que deberéis comparar con Funes. Otra referencia importante de recursos e información es el libro de texto (UNIDADES 4 y 7). Ya os especificaré los apartados que debéis manejar. Se presentará un resumen y un mapa conceptual de esos apartados.

FUNES EL MEMORIOSO

Posted: viernes, 17 de diciembre de 2010 by VPR in
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Jorge Luis Borges: Funes el Memorioso (Ficciones, 1944)


         Lo recuerdo (yo no tengo derecho a pronunciar ese verbo sagrado, sólo un hombre en la Tierra tuvo derecho y ese hombre ha muerto) con una oscura pasionaria en la mano, viéndola como nadie la ha visto, aunque la mirara desde el crepúsculo del día hasta el de la noche, toda una vida entera. Lo recuerdo, la cara taciturna y aindiada y singularmente remota, detrás del cigarrillo. Recuerdo (creo) sus manos afiladas de trenzador. Recuerdo cerca de esas manos un mate, con las armas de la Banda Oriental; recuerdo en la ventana de la casa una estera amarilla, con un vago paisaje lacustre. Recuerdo claramente su voz; la voz pausada, resentida y nasal del orillero antiguo, sin los silbidos italianos de ahora. Más de tres veces no lo vi; la última, en 1887… Me parece muy feliz el proyecto de que todos aquellos que lo trataron escriban sobre él; mi testimonio será acaso el más breve y sin duda el más pobre, pero no el menos imparcial del volumen que editarán ustedes. Mi deplorable condición de argentino me impedirá incurrir en el ditirambo —género obligatorio en el Uruguay, cuando el tema es un uruguayo. Literato, cajetilla, porteño: Funes no dijo esas injuriosas palabras, pero de un modo suficiente me consta que yo representaba para él esas desventuras. Pedro Leandro Ipuche ha escrito que Funes era un precursor de los superhombres; “Un Zarathustra cimarrón y vernáculo”; no lo discuto, pero no hay que olvidar que era también un compadrito de Fray Bentos, con ciertas incurables limitaciones.
         Mi primer recuerdo de Funes es muy perspicuo. Lo veo en un atardecer de marzo o febrero del año ochenta y cuatro. Mi padre, ese año, me había llevado a veranear a Fray Bentos. Yo volvía con mi primo Bernardo Haedo de la estancia de San Francisco. Volvíamos cantando, a caballo, y ésa no era la única circunstancia de mi felicidad. Después de un día bochornoso, una enorme tormenta color pizarra había escondido el cielo. La alentaba el viento del Sur, ya se enloquecían los árboles; yo tenía el temor (la esperanza) de que nos sorprendiera en un descampado el agua elemental. Corrimos una especie de carrera con la tormenta. Entramos en un callejón que se ahondaba entre dos veredas altísimas de ladrillo. Había oscurecido de golpe; oí rápidos y casi secretos pasos en lo alto; alcé los ojos y .vi un muchacho que corría por la estrecha y rota vereda como por una estrecha y rota pared. Recuerdo la bombacha, las alpargatas, recuerdo el cigarrillo en el duro rostro, contra el nubarrón ya sin límites. Bernardo le gritó imprevisiblemente: ¿Qué horas son, Ireneo? Sin consultar el cielo, sin detenerse, el otro respondió: Faltan cuatro minutos para las ocho, joven Bernardo Juan Francisco. La voz era aguda, burlona.
         Yo soy tan distraído que el diálogo que acabo de referir no me hubiera llamado la atención si no lo hubiera recalcado mi primo, a quien estimulaban (creo) cierto orgullo local, y el deseo de mostrarse indiferente a la réplica tripartita del otro.
         Me dijo que el muchacho del callejón era un tal Ireneo Funes, mentado por algunas rarezas como la de no darse con nadie y la de saber siempre la hora, como un reloj. Agregó que era hijo de una planchadora del pueblo, María Clementina Funes, y que algunos decían que su padre era un médico del saladero, un inglés O’Connor, y otros un domador o rastreador del departamento del Salto. Vivía con su madre, a la vuelta de la quinta de los Laureles.
         Los años ochenta y cinco y ochenta y seis veraneamos en la ciudad de Montevideo. El ochenta y siete volví a Fray Bentos. Pregunté, como es natural, por todos los conocidos y, finalmente, por el “cronométrico Funes”. Me contestaron que lo había volteado un redomón en la estancia de San Francisco, y que había quedado tullido, sin esperanza. Recuerdo la impresión de incómoda magia que la noticia me produjo: la única vez que yo lo vi, veníamos a caballo de San Francisco y él andaba en un lugar alto; el hecho, en boca de mi primo Bernardo, tenía mucho de sueño elaborado con elementos anteriores. Me dijeron que no se movía del catre, puestos los ojos en la higuera del fondo o en una telaraña. En los atardeceres, permitía que lo sacaran a la ventana. Llevaba la soberbia hasta el punto de simular que era benéfico el golpe que lo había fulminado… Dos veces lo vi atrás de la reja, que burdamente recalcaba su condición de eterno prisionero: una, inmóvil, con los ojos cerrados; otra, inmóvil también, absorto en la contemplación de un oloroso gajo de santonina.
         No sin alguna vanagloria yo había iniciado en aquel tiempo el estudio metódico del latín. Mi valija incluía el De viris illustribus de Lhomond, el Thesaurus de Quicherat, los comentarios de Julio César y un volumen impar de la Naturalis historia de Plinio, que excedía (y sigue excediendo) mis módicas virtudes de latinista. Todo se propala en un pueblo chico; Ireneo, en su rancho de las orillas, no tardó en enterarse del arribo de esos libros anómalos. Me dirigió una carta florida y ceremoniosa, en la que recordaba nuestro encuentro, desdichadamente fugaz, “del día siete de febrero del año ochenta y cuatro”, ponderaba los gloriosos servicios que don Gregorio Haedo, mi tío, finado ese mismo año, “había prestado a las dos patrias en la valerosa jornada de Ituzaingó”, y me solicitaba el préstamo de cualquiera de los volúmenes, acompañado de un diccionario “para la buena inteligencia del texto original, porque todavía ignoro el latín”. Prometía devolverlos en buen estado, casi inmediatamente. La letra era perfecta, muy perfilada; la ortografía, del tipo que Andrés Bello preconizó: i por y, j por g. Al principio, temí naturalmente una broma. Mis primos me aseguraron que no, que eran cosas de Ireneo. No supe si atribuir a descaro, a ignorancia o a estupidez la idea de que el arduo latín no requería más instrumento que un diccionario; para desengañarlo con plenitud le mandé el Gradus ad Parnassum de Quicherat y la obra de Plinio:
         El catorce de febrero me telegrafiaron de Buenos Aires que volviera inmediatamente, porque mi padre no estaba “nada bien”. Dios me perdone; el prestigio de ser el destinatario de un telegrama urgente, el deseo de comunicar a todo Fray Bentos la contradicción entre la forma negativa de la noticia y el perentorio adverbio, la tentación de dramatizar mi dolor, fingiendo un viril estoicismo, tal vez me distrajeron de toda posibilidad de dolor. Al hacer la valija, noté que me faltaban el Gradus y el primer tomo de la Naturalis historia. El “Saturno” zarpaba al día siguiente, por la mañana; esa noche, después de cenar, me encaminé a casa de Funes. Me asombró que la noche fuera no menos pesada que el día.
         En el decente rancho, la madre de Funes me recibió. Me dijo que Ireneo estaba en la pieza del fondo y que no me extrañara encontrarla a oscuras, porque Ireneo sabía pasarse las horas muertas sin encender la vela. Atravesé el patio de baldosa, el corredorcito; llegué al segundo patio. Había una parra; la oscuridad pudo parecerme total. Oí de pronto la alta y burlona voz de Ireneo. Esa voz hablaba en latín; esa voz (que venía de la tiniebla) articulaba con moroso deleite un discurso o plegaria o incantación. Resonaron las sílabas romanas en el patio de tierra; mi temor las creía indescifrables, interminables; después, en el enorme diálogo de esa noche, supe que formaban el primer párrafo del vigesimocuarto capítulo del libro séptimo de la Naturalis historia. La materia de ese capítulo es la memoria; las palabras últimas fueron ut nihil non usdem verbis redderetur auditum.
         Sin el menor cambio de voz, Ireneo me dijo que pasara. Estaba en el catre, fumando. Me parece que no le vi la cara hasta el alba; creo rememorar el ascua momentánea del cigarrillo. La pieza olía vagamente a humedad. Me senté; repetí la historia del telegrama y de la enfermedad de mi padre. Arribo, ahora, al más dificil punto de mi relato. Este (bueno es que ya lo sepa el lector) no tiene otro argumento que ese diálogo de hace ya medio siglo. No trataré de reproducir sus palabras, irrecuperables ahora. Prefiero resumir con veracidad las muchas cosas que me dijo Ireneo. El estilo indirecto es remoto y débil; yo sé que sacrifico la eficacia de mi relato; que mis lectores se imaginen los entrecortados períodos que me abrumaron esa noche.
         Ireneo empezó por enumerar, en latín y español, los casos de memoria prodigiosa registrados por la Naturalis historia: Ciro, rey de los persas, que sabía llamar por su nombre a todos los soldados de sus ejércitos; Mitrídates Eupator, que administraba la justicia en los 22 idiomas de su imperio; Simónides, inventor de la mnemotecnia; Metrodoro, que profesaba el arte de repetir con fidelidad lo escuchado una sola vez. Con evidente buena fe se maravilló de que tales casos maravillaran. Me dijo que antes de esa tarde lluviosa en que lo volteó el azulejo, él había sido lo que son todos los cristianos: un ciego, un sordo, un abombado, un desmemoriado. (Traté de recordarle su percepción exacta del tiempo, su memoria de nombres propios; no me hizo caso.) Diecinueve años había vivido como quien sueña: miraba sin ver, oía sin oír, se olvidaba de todo, de casi todo. Al caer, perdió el conocimiento; cuando lo recobró, el presente era casi intolerable de tan rico y tan nítido, y también las memorias más antiguas y más triviales. Poco después averiguó que estaba tull
ido. El hecho apenas le interesó. Razonó (sintió) que la inmovilidad era un precio mínimo. Ahora su percepción y su memoria eran infalibles.
         Nosotros, de un vistazo, percibimos tres copas en una mesa; Funes, todos los vástagos y racimos y frutos que comprende una parra. Sabía las formas de las nubes australes del amanecer del treinta de abril de mil ochocientos ochenta y dos y podía compararlas en el recuerdo con las vetas de un libro en pasta española que sólo había mirado una vez y con las líneas de la espuma que un remo levantó en el Río Negro la víspera de la acción del Quebracho. Esos recuerdos no eran simples; cada imagen visual estaba ligada a sensaciones musculares, térmicas, etc. Podía reconstruir todos los sueños, todos los entresueños. Dos o tres veces había reconstruido un día entero; no había dudado nunca, pero cada reconstrucción había requerido un día entero. Me dijo: Más recuerdos tengo yo solo que los que habrán tenido todos los hombres desde que el mundo es mundo. Y también: Mis sueños son como la vigilia de ustedes. Y también, hacia el alba: Mi memoria, señor, es como vaciadero de basuras. Una circunferencia en un pizarrón, un triángulo rectángulo, un rombo, son formas que podemos intuir plenamente; lo mismo le pasaba a Ireneo con las aborrascadas crines de un potro, con una punta de ganado en una cuchilla, con el fuego cambiante y con la innumerable ceniza, con las muchas caras de un muerto en un largo velorio. No sé cuántas estrellas veía en el cielo.
         Esas cosas me dijo; ni entonces ni después las he puesto en duda. En aquel tiempo no había cinematógrafos ni fonógrafos; es, sin embargo, inverosímil y hasta increíble que nadie hiciera un experimento con Funes. Lo cierto es que vivimos postergando todo lo postergable; tal vez todos sabemos profundamente que somos inmortales y que tarde o temprano, todo hombre hará todas las cosas y sabrá todo.
         La voz de Funes, desde la oscuridad, seguía hablando.
         Me dijo que hacia 1886 había discurrido un sistema original de numeración y que en muy pocos días había rebasado el veinticuatro mil. No lo había escrito, porque lo pensado una sola vez ya no podía borrársele. Su primer estímulo, creo, fue el desagrado de que los treinta y tres orientales requirieran dos signos y tres palabras, en lugar de una sola palabra y un solo signo. Aplicó luego ese disparatado principio a los otros números. En lugar de siete mil trece, decía (por ejemplo) Máximo Pérez; en lugar de siete mil catorce, El Ferrocarril; otros números eran Luis Melián Lafinur, Olimar, azufre, los bastos, la ballena, gas, la caldera, Napoleón, Agustín vedia. En lugar de quinientos, decía nueve. Cada palabra tenía un signo particular, una especie marca; las últimas muy complicadas… Yo traté explicarle que esa rapsodia de voces inconexas era precisamente lo contrario de un sistema de numeración. Le dije que decir 365 era decir tres centenas, seis decenas, cinco unidades: análisis que no existe en los “números” El Negro Timoteo o manta de carne. Funes no me entendió o no quiso entenderme.
         Locke, siglo XVII, postuló (y reprobó) idioma imposible en el que cada cosa individual, cada piedra, cada pájaro y cada rama tuviera nombre propio; Funes proyectó alguna vez un idioma análogo, pero lo desechó por parecerle demasiado general, demasiado ambiguo. En efecto, Funes no sólo recordaba cada hoja de cada árbol de cada monte, sino cada una de las veces que la había percibido o imaginado. Resolvió reducir cada una de sus jornadas pretéritas a unos setenta mil recuerdos, que definiría luego por cifras. Lo disuadieron dos consideraciones: la conciencia de que la tarea era interminable, la conciencia de que era inútil. Pensó que en la hora de la muerte no habría acabado aún de clasificar todos los recuerdos de la niñez.
         Los dos proyectos que he indicado (un vocabulario infinito para serie natural de los números, un inútil catálogo mental de todas las imágenes del recuerdo) son insensatos, pero revelan cierta balbuciente grandeza. Nos dejan vislumbrar o inferir el vertiginoso mundo de Funes. Éste, no lo olvidemos, era casi incapaz de ideas generales, platónicas. No sólo le costaba comprender que el símbolo genérico perro abarcara tantos individuos dispares de diversos tamaños y diversa forma; le molestaba que el perro de las tres y catorce (visto de perfil) tuviera el mismo nombre que el perro de las tres y cuarto (visto de frente). Su propia cara en el espejo, sus propias manos, lo sorprendían cada vez. Refiere Swift que el emperador de Lilliput discernía el movimiento del minutero; Funes discernía continuamente los tranquilos avances de la corrupción, de las caries, de la fatiga. Notaba los progresos de la muerte, de la humedad. Era el solitario y lúcido espectador de un mundo multiforme, instantáneo y casi intolerablemente preciso. Babilonia, Londres y Nueva York han abrumado con feroz esplendor la imaginación de los hombres; nadie, en sus torres populosas o en sus avenidas urgentes, ha sentido el calor y la presión de una realidad tan infatigable como la que día y noche convergía sobre el infeliz Ireneo, en su pobre arrabal sudamericano. Le era muy difícil dormir. Dormir es distraerse del mundo; Funes, de espaldas en el catre, en la sombra, se figuraba cada grieta y cada moldura de las casas precisas que lo rodeaban. (Repito que el menos importante de sus recuerdos era más minucios y más vivo que nuestra percepción de un goce físico o de un tormento físico.) Hacia el Este, en un trecho no amanzanado, había casas nuevas, desconocidas. Funes las imaginaba negras, compactas, hechas de tiniebla homogénea; en esa dirección volvía la cara para dormir. También solía imaginarse en el fondo del río, mecido y anulado por la corriente.
         Había aprendido sin esfuerzo el inglés, el francés, el portugués, el latín. Sospecho, sin embargo, que no era muy capaz de pensar. Pensar es olvidar diferencias, es generalizar, abstraer. En el abarrotado mundo de Funes no había sino detalles, casi inmediatos.
         La recelosa claridad de la madrugada entró por el patio de tierra.
         Entonces vi la cara de la voz que toda la noche había hablado. Ireneo tenía diecinueve años; había nacido en 1868; me pareció monumental como el bronce, más antiguo que Egipto, anterior a las profecías y a las pirámides. Pensé que cada una de mis palabras (que cada uno de mis gestos) perduraría en su implacable memoria; me entorpeció el temor de multiplicar ademanes inútiles.
         Ireneo Funes murió en 1889, de una congestión pulmonar.

LA MEMORIA

Posted: martes, 30 de noviembre de 2010 by VPR in
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En este vídeo de la serie The Discovering Psychology, el profesor Philip Zimbardo resume las aportaciones de la Psicología al estudio de la memoria.

EXAMEN 1ª EVALUACIÓN

Posted: domingo, 21 de noviembre de 2010 by VPR in
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Ya casi hemos terminado esta 1ª evaluación y, como ya dijmos en clase, tendremos un examen global de los tres temas que hemos visto. El examen será de preguntas tipo test y los contenidos que debéis estudiar son los siguientes (siempre tomando como referencia el libro de texto):

TEMA 1: LA PSICOLOGÍA COMO CIENCIA
  • Primeras teorías científicas (pág12)
  • ¿Qué estudia la psicología? Apartados A, B y C. (págs. 15 y 16)
  • Los métodos de la psicología. Apartados A, B y C. (págs. 18-20)
TEMA 2: SENSACIÓN, PERCEPCIÓN Y ATENCIÓN
  • Despierta tus sentidos. (pág. 72)
  • ¿Qué es la percepción? (pág. 73)
  • Cómo percibimos. La Escuela de la Forma. (págs. 80-82)
  • Factores que influyen en la percepción. (pág. 84)
  • Las ilusiones ópticas. (pág. 85)
TEMA 3: EL APRENDIZAJE
  • ¿Qué es aprender? (pág. 115)
  • Condicionamiento clásico. (págs. 118-119)
  • Condicionamiento operante. (págs. 120-121)
  • Aprendizaje social. (pág. 124)

ACTIVIDADES TEMA 3: EL APRENDIZAJE

Posted: jueves, 11 de noviembre de 2010 by VPR in Etiquetas:
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Ya estamos terminando el tema del aprendizaje, así que llegó la hora de que trabajéis vosotros. Las actividades que a continuación os voy a explicar deberán estar colgadas en vuestros blog´s el 22 de noviembre como fecha tope.
ACTIVIDADES:
1. ¿Qué es aprender? Escribid una entrada con un concepto personal, sin copiar en otras páginas web, que explique qué es para vosotros aprender. Acompañad la entrada con ejemplos (podéis incluir un vídeo, fotos, un fragmento de película, una canción…).
2. En grupo, grabad un vídeo que ejemplifique algunas de las teorías del aprendizaje que hemos visto en clase: condicionamiento clásico, condicionamiento operante y aprendizaje por imitación. Lo podéis grabar con el móvil, más que la calidad técnica importa la aplicación práctica de la teoría conceptual.
3. "Los primates, a diferencia de nosotros, no saben mentirse a sí mismos ni a los demás". Así concluye Eduard Punset en su último artículo del 24 de enero publicado en El Semanal. Parece ser que los humanos y los monos compartimos un tipo de neuronas que se activan ante determinadas emociones o actos. Leed el artículo y explicad por qué Punset concluye que los humanos aprendemos a usar la mentira y los monos no.
4. "Dime algo, y lo olvidaré, enséñame algo, y lo recordaré, hazme partícipe de algo y entonces aprenderé". Proverbio chino.
¿Por qué no debatimos en clase acerca del concepto de aprendizaje? Si os parece, vamos a hacer lo siguiente. Vemos el vídeo que tenéis más abajo y tomamos nota de los argumentos de Roger Schank, que expone claramente una visión sobre el aprendizaje muy particular. Después, pensáis en las clases que recibís en el colegio para debatir sobre algunos aspectos:
  • ¿Es importante la memoria para el aprendizaje?
  • ¿Es necesario que el profesor enseñe los contenidos?
  • ¿Es necesario repetir las cosas para que haya aprendizaje?
  • ¿Es posible aprender sólo escuchando?
  • Si tenemos que estudiar las cosas, ¿las hemos aprendido?
  • ¿Podemos aprender usando de forma exclusiva el ordenador?
  • ¿Cuál es la diferencia entre escuchar al profesor o escuchar un vídeo de YouTube?
  • ¿Aprendemos en las clases cosas importantes para la vida?
El debate se celebrará el miércoles 24 en clase. Cada grupo debe tener argumentos preparados previamente.

¿UN MUNDO FELIZ?

Posted: lunes, 1 de noviembre de 2010 by VPR in
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Antes de empezar el TEMA 3: EL APRENDIZAJE me voy a permitir recomendaros la lectura de un clásico de la ciencia ficción. Se trata de Un mundo feliz de Aldous Huxley.


Aldous Huxley escribió este libro en 1932, creando una distopía (utopía en negativo) de la humanidad. De forma novelada trata, entre otros muchos temas,  el condicionamiento psicológico y cultural del comportamiento humano. Como complemento a lo que veremos en el tema del Aprendizaje sería interesante que por lo menos leyerais el capítulo II  de esta novela y reflexionarais sobre el poder del control conductual y sus consecuencias. Si, después de leer estas pocas páginas, te atrapa la novela y quieres más, puedes elegirla como libro para recensionar como trabajo voluntario (si así lo decidierais teneis que comunicármelo para que os dé instrucciones de cómo hacer el trabajo).

ACTIVIDADES TEMA 2: LA PERCEPCIÓN

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Una vez que terminemos de ver El perfume habremos terminado el tema de la percepción. Como siempre, deberéis subir a vuestro blog una entrada sobre la película. Una breve sinopsis y comentarios sobre aspectos trabajados en clase y relacionados, en este caso, con el sentido del olfato.
A nivel grupal, también tenéis que hacer una (o más) entrada(s) resumiendo la teoría vista en clase, pero tomando como referencia el libro de texto. Deberá ser un resumen exhaustivo y acompañado de imágenes o vídeos que encontréis. Quizá podáis repartiros la teoría entre todos de tal forma que cada uno haga una entrada. El plazo para realizar esta actividad es el jueves 11 de noviembre.
A nivel individual, responderéis el siguiente cuestionario (que me entregaréis en folios manuscritos el lunes día 8 de noviembre):
1. ¿Cuál es el primer olor que recuerdas? Descríbelo de la manera más precisa posible.
2. Imagínate que tienes que explicar a qué huelen determinadas cosas a alguien que jamás las ha olido. Intentalo con una naranja, una piedra, un plato de macarrones con chorizo y un libro.
3. ¿Crees que todos tenemos un olor? ¿Por qué? ¿Cuál es tu olor?
4. ¿Cómo sería un mundo sin olores?
5. ¿De qué sentido podrías prescindir? ¿Por qué?

EL PERFUME

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Estamos terminando de ver El perfume, película basada en el libro homónimo de Patrick Süskind. El perfume, dividido en cuatro partes y cincuenta y un capítulos, transporta al lector a un mundo con el que no está familiarizado, "el evanescente reino de los olores", a través de su protagonista, Jean-Baptiste Grenouille (grenouille significa rana en francés).

La historia de Grenouille, "uno de los hombres más geniales y abominables de su época", transcurre en la Francia del siglo XVIII. Desde su nacimiento, Grenouille descubre y percibe el mundo a través del sentido del olfato, que tiene más desarrollado que el resto de las personas. Éstas, a su vez, en ocasiones encuentran inquietante dicha capacidad en Grenouille. Pero lo verdaderamente extraño es la carencia de un olor propio, lo que le hará emprender una asombrosa búsqueda.

TEMA 2: SENSACIÓN Y PERCEPCIÓN

Posted: miércoles, 20 de octubre de 2010 by VPR in
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Hoy hemos empezado el tema 2, centrado en la percepción del ser humano. Una vez que hemos ya hemos diferenciado entre la sensación y la percepción, nos vamos a adentrar en una de las teorías que intentan explicarnos cómo percibimos, la teoría de la Gestalt o de la Forma. Esta teoría nos aporta una serie de leyes que rigen el proceso perceptivo. Una vez vistas veremos un vídeo muy interesante.




Sensacion y percepcion
Cargado por raulespert. - Vídeos sociales y ecológicos.

TEMA 1: LA PSICOLOGÍA COMO CIENCIA

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Este primer tema intenta delimitar qué sea la Psicología. Todos tenemos una serie de ideas preconcebidas sobre la Psicología que no siempre se corresponden con la realidad. Para delimitar exactamente estas ideas nos hemos centrado en definir la Psicología como ciencia, su historia, su metodología...
De forma práctica habéis llevado a cabo una serie de experiementos que intentaban acercaros a la metodología científica en el terreno de las ciencias sociales. Más que los resultados nos importaba el proceso. También habéis realizado un serie de actividades que intentaban centrar conceptos y haceros pensar sobre la función actual de la Psicología.
Aunque ya hemos terminado este tema, os puede ser de utilidad echarle un vistazo a estos vídeos.





Psicologia cientifica: Metodo experimental

¿QUÉ ES HISTORIAL CLÍNICO?

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Todos tenemos un historial clínico. Tenemos un pasado patológico que en cierto modo configura lo que somos hoy. Las enfermedades que hemos tenido dicen mucho de lo que fuimos, somos y seremos. Somos más o menos enfermizos, menos o más hipocondriacos, tendentes a los esguinces o a comernos demasiado la cabeza. Nuestro historial clínico tambien dice lo que no dice, afirma lo que no hemos tenido por omisión. Sabiendo leer un historial se podría adivinar cómo es alguien. Dejamos la huella en todo lo que padecemos (¿o quizá es al reves? Todo lo que padecemos nos deja huella).
Este blog pretende ser el historial clínico de la clase de Psicología de este año. Yo escribiré parte de su contenido (tareas, recomendaciones de lectura, vídeos...), pero no será real si no sois vosotros los que lo completáis. Toda enfermedad necesita de enfermos.

¡Gracias de antemano!